Marlaska acerca a uno de los presos duros de ETA: Krutxaga, asesino del socialista Ernest Lluch
Viernes especialmente duro para las víctimas de ETA. El Ministerio del Interior ha dado luz verde al traslado de cuatro nuevos presos de la banda, entre los que hay nombres reseñables. Como el de Iñaki Krutxaga Elezkano, el ejecutor material del ex ministro socialista Ernest Lluch, al que esperó agazapado en un aparcamiento para descerrajarle dos tiros en la cabeza. También se ha acercado a la líder de ETA Anboto y a Patxi, crítico con la disolución de la banda y cabecilla de una revuelta de presos hace tan sólo un año.
La cárcel de Almería ya no aloja a ningún etarra. Este viernes, la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias ha ordenado el traslado de los dos últimos terroristas que quedaban en el centro: Alberto Viedma e Iñaki Krutxaga Elezkano.
De todos ellos, Krutxaga es especialmente significativo en la historia reciente de la banda. Fue el pistolero que apretó el gatillo contra la sien del ex ministro Ernest Lluch.
A Lluch lo mató ETA el martes 21 de noviembre del 2000. El socialista volvía a su domicilio particular tras otro día de trabajo como profesor universitario de Historia de las Doctrinas Económicas, una docencia a la que había vuelto tras retirarse de la política. Introdujo su vehículo en el aparcamiento, pensando que estaba sólo allí dentro. Pero no.
Por la espalda
Agazapados tras un vehículo, en la oscuridad, se encontraba esperando desde hacía horas los etarras Iñaki Krutxaga y Fernando García Jodra . Krutxaga abandonó su escondite para situarse silenciosamente a sus espaldas y descerrajarle dos tiros en la nuca, modus operandi preferido de los pistoleros de la banda. Una vez en el suelo, le remató con otro tiro. Lluch posiblemente ni llegó a ver a su asesino, pero es muy probable que la última persona a la que vio vivo fuese a Lierni Armendariz, también acercada hace meses. Se encontraba vigilando el exterior, a las puertas del garaje, para evitar que la llegada de algún vecino pudiese dar al traste con la operación. Ella también fue quien ayudó a la huida del talde ejecutor de Lluch. El Ford Fiesta robado en el que huyeron explotaría minutos más tarde en un descampado.
Lluch permaneció durante una hora y media tirado, desangrándose, en el suelo de su garaje junto a su SEAT Córdoba. El tiempo que tardó en encontrarle un vecino, que lo halló muerto y abrazado a sus apuntes universitarios. Su asesinato conmocionó especialmente a la familia política del PSOE, donde era considerado una figura de referencia intelectual.
Anboto y el ‘rebelde’ Patxi
La lista de acercados este viernes la cierren otros dos etarras relevantes. Soledad Iparraguirre, alias Anboto, va a ser trasladada de forma provisional a la cárcel de Álava desde la de Ávila. Se encontraba en ella por su cercanía a Madrid, donde está siendo juzgada en la Audiencia Nacional.
El otro es Francisco Ruiz Romero, Patxi, un preso conflictivo de ETA que se encontraba en la prisión de Murcia. Fue expulsado de ETA por calificar de «liquidadores» a la cúpula de la banda que procedió a su disolución. Es crítico con el fin de ETA y hace sólo un año fue el cabecilla de una revuelta de presos por las medidas restrictivas del Covid.